El presidente de Argentina, Alberto Fernández, abogó por una “nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo” en el marco de la primera sesión plenaria del G7 en Alemania.

Como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Fernández resaltó la necesidad de “un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad”.

En este sentido, el mandatario rechazó la política de sobrecargos del Fondo Monetario Internacional (FMI) al calificarlos como “una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos”.

De igual forma, Fernández enfatizó en la importancia de elevar las vías de los Derechos Especiales de Giro del FMI  donde se incluyan a los países de renta media mientras apostó por el sentido social en la capitalización de los bancos regionales.

Al mismo tiempo, el jefe de Estado abogó por la implementación de los derechos fiscales para las corporaciones multinacionales; el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática; y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas.

A su vez, destacó que “los paraísos fiscales generan infiernos sociales” mientras los describió como “un ejemplo de injusticia social que posterga el derecho a un desarrollo sostenible e inclusivo”.

Finalmente, el presidente argentino llamó la atención que “el problema no es la pobreza” sino “el sistema económico que la genera y permite que la riqueza se acumule en unos pocos”.

Argentina forma parte de las naciones emergentes que fueron invitadas al encuentro de los líderes de las consideradas como las más importantes potencias industrializadas del mundo, convirtiéndose Fernández el primer presidente en asistir al cónclave.