Prevén que los precios de los alimentos en Colombia bajarán en el primer trimestre de 2023

10 de febrero de 2023
Fuente: Infobae

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reportó que la inflación interanual en Colombia se situó en enero de 2023 en el 13,25%, la cifra más alta registrada desde 1999. Por sectores, los alimentos y bebidas alcohólicas marcan la línea al alza de la inflación, con una variación mensual del 1,76% e interanual del 26,18 %, que supuso la mayor de todas las categorías.

A este fenómeno, que tiene en aprietos económicos a los colombianos, se refirió el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, en la intervención que hizo en el 25 Congreso de Tesorería de Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria).

En esta, indicó que la cifra de inflación de los alimentos resulta particularmente elevada cuando se tiene en cuenta que en enero de 2022 los precios de estos ya estaban creciendo a un ritmo de 19,9%. Según él, esto significa que en los dos últimos años el nivel de precios de los alimentos aumentó en más de 50%, lo cual implica un incremento en el precio relativo de este rubro de la canasta familiar considerablemente mayor a lo que puede ser explicado por factores globales.

El gerente general del Banco de la República dijo que la inflación básica, definida como la correspondiente a la canasta que excluye alimentos y regulados, muestra en enero un índice de 9,78%, es decir ,que creció 25 puntos básicos con respecto al que se observaba en diciembre.

“El hecho de que los indicadores de inflación y en particular los de inflación básica continúen aumentando en Colombia contrasta con la situación de muchos otros países, incluyendo no solo los más avanzados, sino también varios de Latinoamérica como Brasil, México, Perú o Chile, donde existen indicios claros de que el ciclo al alza de la inflación ya tocó techo”, anotó.

Factores de la tendencia alcista de la inflación

Según él, los factores que explican a persistencia de la tendencia ascendente en el caso colombiano pueden resumirse a su juicio en tres elementos.

En primer lugar, afirmó que pese a la desaceleración en el crecimiento de la demanda, el exceso de demanda persiste, lo que puesto en términos más técnicos se puede expresar en la idea de que el Producto Interno Bruto (PIB) sigue por encima del potencial o que la brecha de producto es aún positiva.“Esta situación surge del hecho de que el crecimiento haya sido en 2022 atípicamente alto, más del doble del promedio latinoamericano, fuertemente jalonado por la demanda. Los estimativos del equipo técnico del Banco de la República sugieren que la situación de brecha positiva que se acumuló en 2022 persistiría durante los tres primeros trimestres de este año”, subrayó.

Leonardo Villar precisó que un segundo elemento para explicar la persistencia de la presiones inflacionarias en Colombia se relaciona con la indexación de precios.

Sobre esto, acotó que las altas tasas de inflación observadas en 2022 desencadenaron mecanismos de indexación, entre los cuales se incluyen el aumento de 16% en el salario mínimo y los fuertes ajustes en los precios de algunos servicios públicos, en particular la electricidad.

“Esos mecanismos de indexación reducen la credibilidad en la meta y probablemente obligan a una política monetaria más restrictiva de lo que se hubiera requerido en otro caso para tener éxito en la política antiinflacionaria”, expuso.

También remarcó que el tercer factor que ayuda a explicar la mayor persistencia de las presiones inflacionarias en el caso colombiano en comparación con otros países es la depreciación del peso.

“Con cifras a día de ayer (8 de febrero), la depreciación del peso colombiano en los últimos doce meses superaba el 20% y en los dos últimos años se acercaba al 35%. Esta última cifra de depreciación del peso (35%) contrasta con apreciaciones nominales para el mismo período de las monedas de Brasil, México, Costa Rica o Uruguay”, indicó.

Destacó que en el caso de Chile se observa una depreciación, pero mucho más baja que la colombiana, de 9,2%. De manera similar, que la tasa de cambio del sol peruano se depreció con respecto a su nivel de dos años atrás, pero solo 5,7%.

Perspectivas de inflación para 2023 y 2024

Entonces, sobre la perspectiva de la inflación para 2023 y 2024 dijo que las proyecciones del equipo técnico del Emisor sugieren que si bien este año se terminaría todavía por encima del rango admisible de 3% o 1%, ese rango se alcanzará para finales de 2024.

“Tal como lo manifestamos tras la última sesión de la Junta Directiva del Banco de la República, con la decisión de aumentar la tasa de interés de política en 75 puntos básicos en enero pasado la política monetaria se acercó a la postura requerida para inducir en el mediano plazo una convergencia de la inflación hacia su meta de 3%”, agregó.

Por supuesto, Villar manifestó que la incertidumbre es grande y las decisiones futuras dependerán de la información que se tenga en cada momento.“En nuestro escenario central, sin embargo, esperamos que la inflación esté próxima a iniciar una senda descendente, la cual estaría inicialmente jalonada por una reducción sustancial en el ritmo de crecimiento de los precios de los alimentos. La inflación básica podría seguir mostrando aumentos durante el resto de este semestre, pero la perspectiva es que en el segundo semestre del año empiece a mostrar también una tendencia descendente, reforzando el comportamiento de los alimentos y coadyuvando al proceso de convergencia en dirección a la meta, proceso que continuaría a lo largo de todo el 2024″, insistió el gerente general del Banco de la República.

Enfatizó en que existen riesgos en proyecciones que además suponen la persistencia de una política monetaria contraccionista, aún si ella implica un crecimiento menor al que en otras circunstancias sería deseable.

Apuntó también que en las discusiones públicas sobre la política monetaria contractiva adoptada por el Banco de la República se plantea con frecuencia un dilema entre la búsqueda de una menor inflación y el costo que ello genera en términos de crecimiento económico.

“Creo sinceramente que se trata de un falso dilema. La alternativa que tenemos no es entre bajar la inflación o crecer más. Por el contrario, bajar la inflación es indispensable para que tengamos nuevamente tasas de interés de largo plazo en niveles bajos, que estimulen la inversión, y para aumentar el crecimiento a mediano y largo plazo, aún si ello significa sacrificar algo de crecimiento en el corto plazo”, finalizó.