Desastres amenazan con aumentar en Latinoamérica

17 de marzo de 2023
Fuente: Scidev

A pesar de que la escala y frecuencia de los desastres ha crecido alrededor del planeta, en los últimos diez años sólo el 5 por ciento de la ayuda oficial global en este ámbito ha estado dirigida a acciones preventivas y de preparación.

Y en América Latina y el Caribe, que ocupa el segundo lugar de vulnerabilidad a los desastres después de Asia y el Pacífico y que en estos días enfrenta una serie de desastres producto de severos eventos climáticos, la cobertura de sistemas adecuados para el monitoreo de riesgo apenas alcanza el 30 por ciento.

Estos son solo dos datos que ilustran sobre la magnitud de los retos que el mundo –y nuestra región en particular– enfrenta en dicho campo y que fueron analizados en la VIII Plataforma para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe (PR23) realizada en esta ciudad.

En el periodo 2000 a 2022, los desastres afectaron a 152 millones de personas latinoamericanas y caribeñas, con impactos diferenciados a las personas mayores y con discapacidad, niñez, mujeres y población LGBTIQ+.

Respecto al 2023, los recientes monitoreos de amenazas naturales de la Organización Panamericana de la Salud dan cuenta de las emergencias suscitadas en tres países: Brasil, Colombia y Perú.

En el primero, las fuertes lluvias en Manaos provocaron deslizamientos de tierras y 8 muertos que se suman a otras 46 personas fallecidas por lluvias e inundaciones en el estado de São Paulo en febrero.

Las lluvias que afectan desde el 8 de marzo al departamento de César –en el noreste de Colombia– han llevado al colapso a más de 600 viviendas y arrasado con más del 70 por ciento de los cultivos. Mientras que en Perú el ciclón Yaku deja, hasta el momento de escribir esta nota, más de una docena de fallecidos, la destrucción de importantes vías de comunicación y miles de viviendas, cultivos y ciudades enteras en la costa norte del país sumergidas en el agua.

A esto se suma la ola de calor en Argentina que a inicios de marzo alcanzó los 41°C y que, aunque no causó víctimas fatales, ha provocado incendios forestales, incluso en reservas ecológicas, y apagones masivos.