Se agravan efectos del cambio climático en América Latina y el Caribe

29 de julio de 2022
Fuente: https://public.wmo.int/

Así lo afirma la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su Informe sobre el estado del clima en América Latina y el Caribe 2021, en el cual se destaca que la perturbación medioambiental abarca desde la Amazonia hasta los Andes y desde las aguas del Pacífico y el Atlántico hasta los fondos nevados de la Patagonia.

En su reporte, la agencia de la ONU apunta que el impacto medioambiental ocasionado por el calentamiento global se ve agravado por las elevadas tasas de deforestación en la región —las más altas desde el 2009—, lo cual constituye un golpe tanto para el medio ambiente como para la mitigación del cambio climático.

El documento, en cuya elaboración participaron numerosos científicos y entidades nacionales e internacionales, examina todos los aspectos del cambio climático desde un punto de vista meteorológico y medioambiental, al tiempo que menciona diversos efectos causados por ese fenómeno.

Entre sus principales datos, destaca que la tendencia al aumento de las temperaturas continuó en 2021 en América Latina y el Caribe. Al respecto, señala que la tasa media del alza fue de alrededor de 0,2 grados centígrados (°C) durante las décadas entre 1991 y 2021, en comparación con 0,1°C en períodos similares entre 1961 y 1990.

Los glaciares de los Andes tropicales han perdido más del 30 % de su superficie desde la década de 1980; algunos glaciares de Perú han perdido más del 50 % de su extensión. El retroceso de los glaciares y la correspondiente pérdida de masa de hielo han aumentado el riesgo de escasez de agua para la población y los ecosistemas andinos.

El nivel del mar continuó subiendo a ritmo más rápido que en el resto del mundo, sobre todo en la costa atlántica de Sudamérica al sur del ecuador, en el Atlántico Norte subtropical y el Golfo de México. El alza amenaza a  gran parte de la población, agrupada en zonas costeras,  pues contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas bajas y aumenta el riesgo de mareas de tempestad.

La megasequía de Chile Central alcanzó 13 años en 2021, lo que constituye la sequía más larga en esta región en al menos mil años. Sequías de varios años han sufrido también partes de Brasil, Paraguay y Bolivia, reduciendo la producción de cultivos. En América del Sur en general, las sequías provocaron una disminución del 2,6 % en la cosecha de cereales de 2020-2021, respecto a la temporada anterior.

La temporada de huracanes del 2021 en el Atlántico registró el tercer mayor número de tormentas con nombre (21, incluyendo siete huracanes); fue la sexta consecutiva del Atlántico por sobre lo normal. Algunas de estas tormentas afectaron directamente a la región.

Factores como los huracanes Eta e Iota, a finales del 2020, contribuyeron a que 7,7 millones de personas en Centroamérica experimentaran altos niveles de carencia de alimentos e inseguridad alimentaria en 2021.

Las lluvias extremas de 2021, con valores récord en muchos lugares, provocaron inundaciones y corrimientos de tierra, que causaron cientos de víctimas mortales, decenas de miles de viviendas destruidas o dañadas y cientos de miles de personas desplazadas, estimándose los daños económicos en miles de millones de dólares.

Los Andes, el noreste de Brasil y los países del norte de América Central se encuentran entre las regiones más sensibles a las migraciones y desplazamientos relacionados con el clima, un fenómeno que ha aumentado en los últimos ocho años.

Este informe regional, segundo elaborado y con carácter anual, fue divulgado el pasado viernes en Cartagena, Colombia, durante un evento organizado por la OMM para los países de Suramérica. El documento proporciona a los responsables de la toma de decisiones información más precisa y localizada, a fin de que puedan adoptar las medidas más apropiadas para enfrentar la grave problemática.

En el Comunicado emitido por la OMM para dar a conocer el informe, divulgado en su página web, la agencia de la ONU también formula una dramática advertencia:

“Desafortunadamente, se prevé un agravamiento de los impactos en la región, ya que la atmósfera y el océano siguen cambiando rápidamente. El suministro de alimentos y agua se verá alterado. Pueblos y ciudades, así como la infraestructura necesaria para mantenerlos, estarán expuestos a riesgos cada vez mayores.”

Ante tan catastróficos pronósticos, debiera esperarse sentido común y responsabilidad de todos los decisores; pero sobre todo, los de aquellos países desarrollados que tienen la mayor responsabilidad como causantes del cambio climático y también mayor capacidad para enfrentarlo. Por el futuro de toda la humanidad y de la vida en la Tierra, ellos debieran ser los primeros en actuar con la urgencia y resolución que demanda esta amenaza existencial.

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