Chile avanza por el camino correcto para una mayor protección de la biodiversidad

22 de octubre de 2020
Fuente: https://www.latercera.com/

El agua, el aire que respiramos y los alimentos que consumimos, todo depende de la biodiversidad. Producir alimentos de forma respetuosa con el medioambiente, preservando su diversidad biológica, es vital para la salud de las personas y del planeta. Para la FAO, la biodiversidad -entendida como la variedad de especies vegetales y animales que conviven en espacios determinados- constituye una parte vital de la agricultura sostenible.

Las prácticas agrícolas no sostenibles y el cambio en el uso del suelo son unas de las principales causas de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial. De la misma forma, la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero amenazan la producción de alimentos saludables y nutritivos.

Chile cuenta con una biodiversidad con un alto grado de endemismo y exclusividad. De las 30.000 especies vegetales y animales chilenas identificadas a la fecha, casi el 25% de las variedades descritas son endémicas, es decir, no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. No obstante, los ecosistemas nacionales están amenazados y sometidos a diferentes presiones como resultado de la actividad humana y del cambio climático, especialmente el cambio en el uso del suelo mediante la actividad forestal y agrícola: de 127 ecosistemas nacionales, 63 están amenazados, a esto se suma que el 70% de las pesquerías nacionales se encuentran sobreexplotadas, agotadas o colapsadas.

En este contexto, la Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que se está realizando estos días, insta a los países a incorporar cambios en los sistemas agrícolas y alimentarios para alcanzar sistemas sostenibles de producción, integrando la biodiversidad y los ecosistemas. Esta acción puede ser una contribución fundamental para el logro de una agricultura sostenible y resiliente, que sirva como base de nuevas estrategias de desarrollo y crecimiento. Sin duda esto requiere de un compromiso político firme, acompañado de cambios considerables en todos los sectores de la economía, así como de transformaciones en las políticas, las inversiones y las alianzas. Los objetivos de la Agenda 2030 no pueden conseguirse mediante políticas aisladas o sectoriales tradicionales, sino acogiendo una visión integral que actúe en diversos frentes.

Con ese objetivo en el horizonte, Chile avanza hacia una mejor gestión de su biodiversidad, ya que se encuentra en proceso de actualización de su institucionalidad para poder hacer frente a los desafíos planteados por el cambio climático y la amenaza derivada de las actividades antrópicas. El proyecto de ley para la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) es una de las piezas clave para disminuir la fragmentación institucional y la falta de financiamiento para la conservación de la biodiversidad.

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