Cuba y su propia batalla contra la Covid-19

11 de junio de 2020
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/
Cuando Cuba diagnosticó el 11 de marzo sus tres primeros casos de contagio con el SARS-CoV-2, ya tenía en tensión su sistema sanitario y disponía de una industria biofarmacéutica que se ha fortalecido durante el enfrentamiento de la epidemia.
Han transcurrido tres meses de un trabajo sostenido que a través de la atención primaria de salud, llega de modo directo a la comunidad, escala desde el barrio, hogares y policlínicos hasta los hospitales, en un escenario solo posible bajo un sistema de salud único, gratuito y accesible, según se  destaca en este país insular caribeño de gobierno socialista y con 11,2 millones de habitantes.
Un protocolo de actuación nacional para enfrentar la covid-19 en el país contempla dos pilares de riguroso seguimiento: el preventivo y otro de atención a pacientes contagiados en sus diferentes estadios. El sistema está llamando la atención internacional por sus buenos resultados.
En un continente americano en que hasta el lunes 8 había un total de 3 349 334 casos confirmados y 183 030 fallecidos, Cuba acumulaba de ese total 2205 personas contagiadas y 83 personas fallecidas.
Para las autoridades de Salud, la prevención resulta imprescindible porque la epidemia está en el país de manera “peligrosamente silenciosa” como lo demuestran los informes diarios sobre pacientes asintomáticos, confirmados con la enfermedad, y personas que no saben cómo fueron infectadas.
De ahí que la asistencia primaria resulta fundamental en la identificación de personas vulnerables, en la detección de enfermos y en las acciones de vigilancia y acompañamiento de los recuperados. “Me siento cuidada, a menudo tocan mi puerta jóvenes de bata blanca para saber cómo me siento”, contó una mujer de 74 años a IPS.
Estudiantes de medicina colaboran en las labores de pesquisa y otras tareas. Una de las peculiaridades de esta carrera en Cuba, apunta a que desde los primeros años de docencia, los alumnos establecen contacto con los pacientes y se insertan desde temprano en los centros donde prestarán servicio una vez graduados.
Los policlínicos son claves para evaluar si el paciente debe ser hospitalizado. Si solo es sospechoso se le conduce a un centro de cuarentena vigilada hasta determinar su situación de salud. De ese modo se libera a los hospitales de presiones innecesarias, aunque están preparados para las peores variantes.
Las medidas sanitarias se acompañaron desde el 22 y 23 de marzo de la suspensión de clases de todos los niveles y dos días después del transporte público interprovincial. El 11 de abril se ordenó la paralización del transporte colectivo urbano estatal y privado. El cierre de fronteras desde principios de abril se extenderá hasta agosto.
Una constante campaña en medios estatales recuerda el obligatorio uso de la mascarilla, localmente denominada nasobuco, en espacios abiertos, el lavado frecuente de manos y el distanciamiento interpersonal.
A nivel gubernamental, un grupo especial establecido para el enfrentamiento a la epidemia, encabezado por el presidente Miguel Díaz-Canel examina diariamente la situación.
Brigadas médicas
La epidemia llegó a esta nación caribeña en medio de una gran escasez de medicinas de ese cuadro básico, que incluye 757 fármacos.  Se expenden en las farmacias a precios muy bajos, pero dificultades financieras y falta de materias primas, que no llegaron por impacto del embargo estadounidense, provocaron desde el pasado año un déficit que aún persiste.
A contrapelo de las campañas promovidas desde Washington para impedir la colaboración en materia de salud, Cuba ha enviado 34 brigadas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, a petición de las autoridades de 27 países de África, América y Europa.
“La medicina cubana tiene un bien ganado prestigio mundial  (….) y también  cuenta con una industria biotecnológica y farmacéutica de importancia. A ello hay que agregarle que la política cubana de colaboración internacional sanitaria tiene un importante componente de solidaridad”, señaló el analista Azugaray.
En su opinión, “en las condiciones actuales ello permite a Cuba sentar las bases para que en un futuro la colaboración médica sea también una importante fuente de recursos”.
“Pero, ante las campañas de desinformación norteamericanas, vale señalar que muchos gobiernos, incluso aliados de Estados Unidos, comprenden que la colaboración sanitaria cubana tiene ese componente de solidaridad que no es muy común en el mundo de hoy”, sentenció.