¿La pandemia podría gestar una economía menos excluyente?

28 de abril de 2020
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/

 

La pandemia del COVID-19 acentuó las crisis mundiales que ya eran visibles antes y el reconocimiento de una economía disfuncional e impulsora de sociedades muy desiguales, lo que favorece otros caminos, temores y esperanzas, pero el futuro sigue siendo una incógnita.

Es imposible prever los cambios que resultarán de esa tragedia, porque “son demasiadas las variables e interacciones no controlables”, justificó el economista brasileño Ladislau Dowbor, profesor de posgrado de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo.

Estudioso de la “convergencia de procesos críticos”, como la degradación ambiental, la concentración de grandes fortunas y del poder político en pocas manos, Dowbor ve en el coronavirus una nueva crisis agravada por las demás.

Políticas económicas neoliberales trataron de reducir el papel del Estado y cumplir una austeridad fiscal que limitó inversiones en los sistemas públicos de salud. Todo eso pesa ahora, los pobres están más vulnerables al coronavirus y se redujo la capacidad de respuesta a la pandemia, explicó el economista a IPS desde São Paulo.

La desigualdad, reflejada en los ingresos, en la vivienda y saneamiento precarios, hacinamiento y largos traslados en el transporte colectivo, favorece la propagación del virus y su letalidad, se comprobó en Estados Unidos y se teme confirmar con creces en América Latina y África.

La mala distribución de la riqueza mundial erosiona las defensas de la sociedad, reconocen hoy incluso economistas liberales. Eso se evidenció en las epidemias anteriores, en los desastres ambientales.

“El COVID-19 debe ampliar la conciencia de esa fragilidad, especialmente en Brasil, donde la concentración de renta crece aceleradamente. Sus 74 milmillonarios en 2012 aumentaron a 206 en 2019”, señaló Dowbor, basado en la revista Forbes.

En el mundo el producto interno bruto (PIB) totaliza 85 billones (millones de millones) de dólares, que repartidos por persona aseguraría 3700 dólares mensuales para cada familia de cuatro personas, observó. En los paraísos fiscales hay 20 billones de dólares.

Autor del libro “A era do capital improdutivo”, el economista dedicó buena parte de sus estudios al drenaje de recursos para el sistema financiero en un sistema especulativo que enriquece absurdamente unos pocos que nada producen y empobrece la mayoría.

Esa “financierización” de la economía” termina por ser una barrera para el desarrollo y generar las frustraciones que estallan en protestas dispersas por el mundo, en “primaveras”, ocupaciones, marchas y rebeliones.

Muchos economistas, como el francés Thomas Piketty (autor de El capital en el siglo XXI) y el estadounidense Joseph Stiglitz (Premio Nobel de Economía 2001), buscan respuestas al “desafío sistémico” de las “cuatro crisis convergentes, el desastre ambiental, la desigualdad explosiva, el caos financiero y el coronavirus”, destacó Dowbor.

La clave está en adecuar el proceso de toma de decisiones, para definir cómo usar los recursos y reponer la economía al servicio del bien común, concluyó.