El caos se apodera de los suburbios de Haití, sumida en la peor ola de violencia en años

12 de diciembre de 2019

El caos se apodera de los suburbios de Haití, sumida en la peor ola de violencia en años

Los pies de Venite Bernard están ensangrentados y desgarrados porque, según cuenta, no tuvo tiempo de ponerse sandalias cuando tuvo que huir de su choza con sus hijos más pequeños mientras un grupo de pandilleros deambulaba por el barrio marginal de peor reputación de la capital haitiana disparando a la gente en sus casas.

Ahora Bernard, de 47 años de edad, y su familia están acampados en el patio del ayuntamiento de Cité Soleil (una comuna en el área metropolitana de Puerto Príncipe) junto con más de 200 personas, huyendo de un estallido de violencia que ha dado pie a la mayor situación de caos en la que se ha sumido el país desde hace más de una década, según afirman líderes ciudadanos.

"Entraron bandidos en las casas de algunas personas y los golpearon, también disparaban", dice Bernard entre lágrimas, tumbada en una alfombra a la sombra de un árbol. "Todo el mundo corría, así que me fui tan rápido como pude con los niños".

Las tropas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se retiraron de Haití en 2017 después de 15 años, diciendo que habían ayudado a restablecer la ley y el orden en el país más pobre del continente americano, donde casi el 60% de la población sobrevive con menos de US$2,40 al día.

Políticos de todo el espectro están empleando a las bandas para reprimir o fomentar la disidencia, proporcionándoles armas e impunidad, según cuentan defensores de los derechos humanos y haitianos de a pie.

Sin embargo, esa salida dejó un vacío de seguridad que se ha exacerbado durante el último año debido a que las fuerzas policiales han centrado su atención en ocuparse de las protestas contra el presidente Jovenel Moise.

"Con recursos limitados, no han podido contener la actividad de las pandillas como hubieran deseado", dijo Serge Therriault, comisionado de la policía de la ONU en Haití, en una entrevista.

Una recesión económica con una inflación galopante y la falta de inversión en los distritos de bajos ingresos también han contribuido a aumentar la delincuencia, convirtiendo estos barrios en terrenos inhóspitos.

La situación, que los diplomáticos temen que represente una amenaza creciente para la estabilidad regional con efectos en la migración y el tráfico de drogas y de armas, está causando alarma en los círculos internacionales.

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