Según Acosta, el problema de la deuda externa total del Ecuador no es el stock, que está en un 39% y aún es manejable. El inconveniente serían los plazos de pago que oscilan entre 5 y 10 años y la tasa superior al 9% en promedio. La reflexión la hizo a propósito de la nueva emisión de bonos que Ecuador realizó el martes pasado a una tasa de 9,12% y a 10 años.
El Gobierno ecuatoriano regresó al mercado internacional en 2014 (luego de declararse en moratoria en 2008), colocando US$2.000 millones a 10 años y a una tasa de 7,95%. Sin embargo, las siguientes emisiones fueron en otras condiciones hasta que en 2015 se emitieron bonos con una tasa del 10,75% y solo a 5 años plazo. En todos los casos, el acreedor de estos bonos es Citigroup Global Markets y el destino del dinero es, según reporta el Banco Central, el programa de inversión del Gobierno y el financiamiento para el presupuesto.
Sobre la última emisión, Acosta Burneo considera que son mejores condiciones que las anteriores, pero aún siguen siendo onerosas. Explicó que la única salida para los siguientes gobiernos sería reperfilar o reestructurar la deuda. Esto es contraer deuda pero más barata y a más largo plazo para pagar la deuda cara y de corto plazo.
Hace pocos días el ministro coordinador de la Política Económica, Diego Martínez, dijo que este Gobierno va a realizar dicha reestructuración de deuda. Sobre el tema, Acosta cree que esta nueva colocación no tiene características de renegociación sino de más endeudamiento.
El Ministerio de Finanzas consideró que la colocación fue exitosa y que “hay señales palpables de recuperación económica que son percibidas por los inversionistas y que han servido para que se ratifique su respaldo a nuestra economía, al adquirir los bonos”