BID: Es urgente diversificar las exportaciones de América Latina

16 de mayo de 2016
Fuente: http://blogs.iadb.org

Estimaciones recientes revelan que en 2015 las exportaciones de América Latina y el Caribe declinaron a una tasa anualizada de 14%, la mayor contracción registrada desde el colapso comercial de 2009. Esta tendencia afecta no solamente a la región sino a la economía global en su conjunto. Los economistas han por tanto empezado a preguntarse si el comercio mundial ha llegado a un pico que indica un cambio de era, si los determinantes del frenazo comercial son cíclicos o estructurales, y cuáles son las respuestas de políticas adecuadas en esta coyuntura.

Lo que sorprende en este debate global es la escasa atención dedicada a América Latina y el Caribe que ha sido la región más golpeada por la inversión de tendencia del comercio global. El Monitor de Comercio e Integración 2015 elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo, ofrece un análisis detallado de las causas de la recaída comercial en la región y presenta un llamado a la diversificación comercial.

 

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(Créditos: http://blogs.iadb.org/INTrade Monitor 2015)

 

¿A qué se debe la recaída de las exportaciones Latinoamericanas?

Primero, a un shock en los términos de intercambio debido al desplome de los precios internacionales de las materias primas (en promedio un 37%). El impacto en las exportaciones de la región fue arrasador ya que, si se excluye México —que está atípicamente especializado en manufacturas—, los productos básicos representan el 77% del total exportado.

Segundo, a la escasez de la demanda mundial. Si se comparan las tasas de crecimiento anual de las importaciones desde Latinoamérica de los principales socios comerciales en los periodos de auge (2003-2008) y de estancamiento (2011-2014), resulta que el crecimiento anual de la demanda de China se redujo 46 puntos porcentuales; la intrarregional y la de la Unión Europea, 26 puntos; y la de los Estados Unidos, 10 puntos.

Tercero, a la marcada apreciación del dólar que tuvo un impacto negativo directo sobre el valor de las exportaciones de la región medidas en esa moneda, y un impacto indirecto ya que deprime el curso de las materias primas.

El Monitor de Comercio e Integración argumenta que los factores que originan la crisis no son transitorios. Sin embargo, indica también que las perspectivas futuras podrían mejorar con políticas ambiciosas que promuevan la diversificación comercial.

¿Cómo nos ha ido en materia de diversificación?

A pesar de la alta concentración en productos básicos, en el periodo de auge algunas economías, como por ejemplo Panamá o El Salvador, tuvieron éxito en agregar nuevos países y productos a la canasta exportadora y desconcentraron sus exportaciones a tasas superiores al 10% al año. Sin embargo el proceso de diversificación se ha detenido en el periodo de estancamiento.

Por otra parte, si bien en la mayoría de los países de la región se observa una concentración en productos que están perdiendo dinamismo en los mercados globales, hay casos exitosos como los de México, Costa Rica o Bolivia que ganaron cuotas del mercado mundial en más de un punto porcentual.

Además, en el periodo de estancamiento, son precisamente los márgenes extensivos del crecimiento comercial —es decir los esfuerzos de diversificación— los que han permitido contener la caída de las exportaciones. Sin embargo estos se dieron casi exclusivamente en la modalidad de colocación de productos existentes en nuevos mercados y son todavía contados los casos de descubrimiento de nuevos productos de exportación.

Entendiendo que la trayectoria de diversificación en el universo de bienes ha sido limitada, cabe preguntarse entonces qué perspectivas ofrece el sector de servicios.

¿Hay oportunidades en el sector de servicios?

A primera vista parecería que no muchas ya que los servicios representan solo el 12% de las exportaciones totales y es por tanto difícil que puedan colmar el vacío creado por el comercio de bienes. Sin embargo una mirada más atenta revela algunos rasgos alentadores que no deberían pasar desapercibidos.

Primero, según los últimos datos disponibles, si bien a tasas decrecientes, las exportaciones de servicios de la región seguían creciendo al 2% en 2014 mientras que las de bienes se desplomaban. Segundo, para algunos países los servicios representan ya una cuota relevante de la pauta exportadora: superan el 25% del total en Panamá, República Dominicana, Costa Rica, Uruguay y en varios países del Caribe.

Finalmente, y quizás más importante, la región tiene una significativa brecha para cerrar, particularmente en los servicios intensivos en conocimiento (SIC), como servicios empresariales, profesionales, financieros e informáticos. En 2013 el valor de las exportaciones totales de servicios representaba un 5,7% del PIB mundial y el de los SIC equivalía a un 2,4%. En la región, las exportaciones totales de servicios equivalen a un 2,3% del PIB, y las de SIC apenas alcanzan 0,7% del producto regional. De hecho, en países como Brasil, Argentina o Costa Rica las exportaciones de SIC ya dominan las ventas externas de servicios.

La urgencia de la diversificación

A su debido tiempo los historiadores determinarán si la crisis actual es cíclica o representa un cambio de era. Pero los responsables de la política económica de la región no pueden darse el lujo de esperar y deben, desde ya, redoblar esfuerzos para abrir nuevos mercados, adaptar las economías al marco normativo del comercio global de las próximas décadas, y acompañar a las empresas con potencial exportador con políticas e inversiones que faciliten la comercialización de nuevos bienes y servicios. De la capacidad de los empresarios de diversificar la oferta exportable de la región y de los gobiernos de acompañar la internacionalización de las empresas dependerá el bienestar de millones de Latinoamericanos en los próximos años.