Nueva normalidad de la economía china y sus efectos en América Latina y el Caribe

14 de septiembre de 2015
Fuente: Agencia Xinhua, China

Santiago, 14 de septiembre de 2015.- "Lo más seguro es que el mundo tenga que habituarse a una China creciendo significativamente por debajo de las tasas de 10% a las que nos tenía acostumbrados".

Esa afirmación la suscribe Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), al analizar la evolución que tendría la economía de China con su nuevo modelo económico y su repercusión en los países de la región.

Señala que "China representa hoy 17,1% de la inversión en el mundo, cerca de 11% de las exportaciones de bienes y servicios globales, 10% de las importaciones y solo 5,4% del consumo mundial".

Explica que, por eso, todos los gobiernos están pendientes de la gran nación asiática, no sólo a raíz de las caídas en la bolsa de Shanghai y la devaluación del yuan, sino también de su llamada "nueva normalidad", que apunta al ritmo de crecimiento económico que tendrá el gigante asiático en el futuro.

Titelman explica que hay analistas que prevén un crecimiento de China entre 6%-7% o posiblemente menores, en el rango de 5%-6%, indicando que cualquier variación en su crecimiento de China "tiene importantes consecuencias para la economía mundial" y América Latina y el Caribe.

La región sería afectada por dos vías, afirma. En primer lugar, "tiene que ver con el hecho de que la creciente volatilidad e incertidumbre financiera suele traducirse en el conocido fenómeno de "flight to quality", por lo que los inversionistas tienden a dirigirse hacia mercados y monedas más seguros, en particular el dólar".

Según el economista, "esto se traduce en una mayor volatilidad de las monedas latinoamericanas y caribeñas, conjuntamente con condiciones más onerosas en términos de costos y plazos en los mercados financieros internacionales para nuestros países".

Segundo, se refiere al comercio de bienes y servicios. En los últimos años, China se ha transformado en el segundo socio comercial para la región en general, y en el primero para varios países, en particular para los exportadores de materias primas.

Explica que "la reducción del crecimiento en China se ha traducido en una significativa caída no solo en la demanda externa por los productos básicos que exporta la región, sino también en sus precios".

Menciona que la fuerte desaceleración que enfrentan los países de Sudamérica se explica en un alto porcentaje por lo que se ha denominado el fin del "superciclo" de las materias primas.

"No sólo es la tasa de crecimiento de China la que afecta a la región, sino también su composición", precisa, recordando que "el país asiático está migrando desde un modelo de crecimiento basado en la inversión a otro basado en el consumo".

Apunta que "en la medida que más de 70% de lo que América Latina exporta a China sean bienes primarios, y la proporción de manufacturas que vende al país asiático es muy menor, esta nueva orientación del crecimiento chino no es muy halagüeña para los países exportadores de minerales y hierro".

Sin embargo, según Titelman, "en el corto y mediano plazo a nuestra región se le abre una ventana de oportunidad en las exportaciones de alimentos y productos agroindustriales para el consumo, dado que existe una gran demanda en China en esta área que ha estado creciendo constantemente".

Alerta que "esto no debe, por supuesto, limitar los esfuerzos de nuestras economías por diversificar la canasta de productos de exportación, incorporando bienes manufacturados con mayor valor agregado".

Insiste en que "otra gran ventana de oportunidad" se abre en el marco del acuerdo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China, firmado en su primer foro bilateral celebrado en enero de 2015 en Beijing, donde se establecieron una serie de objetivos de integración y cooperación económica.

Entre ellos, está elevar el comercio recíproco a cerca de 500 mil millones de dólares en los próximos 10 años, pero cambiando la asimetría existente y la estructura de las exportaciones, para que la región pueda exportar productos con valor agregado creciente y tener más diversificada su canasta exportadora.

También recuerda que el Foro CELAC-China busca aumentar y diversificar la inversión extranjera directa recíproca entre ambas partes, para que llegue a cerca de 250 mil millones de dólares en la próxima década.

En su opinión, "el desafío es diversificar la inversión china que viene a la región, que está hoy altamente concentrada en las industrias extractivas y en pocos países, para que llegue también a sectores con mayor valor agregado y que se inserte mejor en las cadenas de valor".

También subraya que "es importante identificar posibles áreas de inversión latinoamericana en China, la cual hoy en día es muy limitada".

Finalmente, Titelman concluye que "China podría ser un apoyo importante en el financiamiento de las inversiones dirigidas a los sectores de infraestructura y energía, que muestran un marcado déficit en nuestra región".

La CEPAL, principal centro de pensamiento y estudios de la región, con sede en Chile ha trabajado afanosamente para fortalecer la integración de las economías latinoamericanas con China, sirviendo, además, como "secretaría técnica" de la región en el Foro CELAC-China.