La economía del comportamiento es una perspectiva dentro de la ciencia económica que estudia la gestión de recursos para el logro de bienestar mediante la extensión del conocimiento económico convencional con los fundamentos sobre el comportamiento humano derivados de disciplinas como la psicología, la sociología y la neurociencia[1]. En este sentido, este enfoque se concentra en analizar los factores conductuales que hacen que los individuos tomen decisiones que parecieran irracionales, según la teoría económica convencional, pero que en realidad resultan coherentes con la forma en que las personas piensan y se relacionan en su cotidianidad. Para tales efectos, la economía del comportamiento hace uso del conocimiento existente en otras áreas científicas que estudian el comportamiento humano y centra los esfuerzos de investigación en el estudio empírico de las decisiones económicas mediante métodos experimentales o cuasiexperimentales[2].
Las investigaciones en economía del comportamiento han brindado resultados con implicaciones interesantes para las políticas públicas en general. En primer lugar, este enfoque señala nuevas herramientas de política, como el cambio de opciones preestablecidas o el replanteamiento de incentivos en términos de pérdidas, que pueden emplearse para incentivar a los individuos a tomar ciertas decisiones que conduzcan a una mejora en su bienestar. En segundo lugar, al incorporar los rasgos reales de conducta de las personas, la economía del comportamiento brinda mejores predicciones respecto al impacto de cualquier tipo de políticas que los gobiernos se encuentren realizando. Por último, esta perspectiva destaca nuevas implicaciones sobre el bienestar social al identificar las brechas de utilidad resultantes de ciertos sesgos típicos en la conducta de las personas[3].
Este enfoque se ha estado introduciendo en América Latina y el Caribe a través organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM), el Behavioral Government Lab en conjunto con MineduLAB del Ministerio de Educación de Perú, el Instituto Mexicano de Economía del Comportamiento (IMEC), entre otros.
En el mandato del SELA está implícito contribuir a los esfuerzos existentes en materia de difusión y formación en economía del comportamiento para mejores políticas públicas en América Latina y el Caribe. Por tal motivo, la Secretaría Permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe se ha planteado la realización de este taller, enfocándose en los conceptos e instrumentos necesarios para llevar a cabo mejores políticas económicas en la región.
[1] Ian M. McDonald, «Behavioural Economics», Australian Economic Review 41, n.o 2 (junio de 2008): 222-28, https://doi.org/10.1111/j.1467-8462.2008.00503.x.
[2] Nick Wilkinson y Mathias Klaes, An Introduction to Behavioral Economics, 2.a ed. (Palgrave Macmillan, 2012).
[3] Raj Chetty, «Behavioral Economics and Public Policy: A Pragmatic Perspective», American Economic Review 105, n.o 5 (mayo de 2015): 1-33, https://doi.org/10.1257/aer.p20151108.