El deterioro de las condiciones de la economía real, y la incertidumbre sobre las posibilidades de una recuperación productiva, podría exacerbar las asimetrías y debilitar las bases de cooperación que promueven la convergencia regional. Como resultado, las capacidades de resiliencia de los mecanismos de integración podrían verse limitadas frente al período de mayor interconectividad comercial y financiera.
La Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que la disminución del volumen del comercio regional es una realidad generalizada para todos los mecanismos de integración de América. En este contexto, la escasez de insumos y bienes de consumo intermedio podría afectar la sostenibilidad de las cadenas de valor y repercutir sobre los avances regionales dentro de la dimensión comercial de la integración.
Marcano (2020) afirma que la Pandemia de COVID-19 ha aumentado la percepción de desconfianza en las instituciones y agentes dentro del sistema de comercio internacional. Las pérdidas de productividad locales y la limitación de las fuentes de aprovisionamiento de bienes prioritarios como alimentos y salud, podrían devenir en el largo plazo en la aplicación de medidas restrictivas al comercio regional.
Por otro lado, en el segundo trimestre del año 2020, las horas de trabajo en los sectores comerciales y de servicio se redujeron 18.3%, de acuerdo a estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ante las restricciones de tránsito que las empresas y consumidores enfrentan, la demanda de instrumentos de acceso y uso de las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) ha crecido significativamente. La alteración de los medios de comercio y comunicación ha colocado en evidencia las disparidades en materia de competitividad industrial y operatividad de los mercados digitales nacionales. El acervo de infraestructura representa un obstáculo para la inserción de los agentes y la reactivación de la actividad comercial.
Asimismo, el cierre de fronteras y las medidas de confinamiento doméstico han precipitado la vulnerabilidad de residentes y migrantes latinoamericanos. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) argumenta que la inmovilización de los migrantes en tránsito y las dificultades de retorno, supone una presión a las economías fronterizas y mayores focos de exposición al COVID-19.
En este contexto, el reto de los mecanismos de integración regionales es sortear esta serie de obstáculos que frenan el proceso de integración y ofrecer instrumentos de convergencia para enfrentar las restricciones políticas, financieras y de insumos que limitan el tamaño y amplitud de los esfuerzos fiscales y monetarios de los estados parte. El incumplimiento de esta premisa podría precipitar la destrucción de los avances en promoción de inversiones, la sostenibilidad de las cadenas de valor regionales, la apertura de los mercados laborales y la seguridad regional.
La realización de este Webinar forma parte de los esfuerzos de la Secretaría Permanente del SELA para fomentar la cooperación interinstitucional y la concertación de voluntades en torno al diseño de políticas públicas regionales para la superación de las asimetrías intrarregionales y la búsqueda de una mayor convergencia en los procesos de integración de ALC.