En el contexto mundial, en el que la pandemia causada por el Covid-19 ha propiciado una crisis de grandes dimensiones que afecta sobre todo a los sectores más vulnerables de las sociedades, el impacto sobre las remesas familiares y sus efectos es un tema de la mayor importancia para la discusión y el análisis.
Las remesas familiares contribuyen al crecimiento económico y desarrollo social de los países receptores. En el caso de la región, representan un elevado porcentaje de su producto interior bruto y un mecanismo de alivio de la pobreza. En el año pasado, los ingresos por remesas en Latinoamerica y el Caribe superaron los 93 mil millones de dólares., por lo que los países que dependen de las entradas de remesas son especialmente vulnerables a las consecuencias de la crisis causada por el COVID-19.
El Banco Mundial proyecta una disminución del 20% en las remesas en 2020, lo que tendrá un impacto considerable en las condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo, y muy especialmente en la región de América Latina y el Caribe.
Según la CEPAL la pandemia del COVID-19 llevará a la mayor contracción de la actividad económica en la historia de la región. El Especial COVID-19 N0 2 “Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la Reactivación, establece que los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe se podrían contraer entre un 10% y un 15% en 2020 y podrían pasar entre 4 y 8 años para que retomen el monto alcanzado en 2019. En varios países de la región, la contribución de este flujo a la actividad económica es muy significativa: En Haití representaron más del 30% del PIB; El Salvador y Honduras aportaron en torno al 20%, y en Jamaica, Guatemala y Nicaragua su peso fue superior al 10%. Entre un 80% y un 90% de las remesas se usan para cubrir necesidades básicas de los hogares receptores (alimentación, salud y vivienda), por lo que su contracción tendrá fuertes efectos en el consumo y la incidencia de la pobreza.
Ante este hecho se hace necesario focalizar la discusión en las acciones a tomar para mitigar estos efectos, y pueda continuar el flujo de remesas durante y después de la pandemia. Igualmente se hace necesario recalcar que la migración está conformada por un grupo humano diverso, en el que se encuentran profesionales, técnicos, emprendedores, trabajadores en diversos campos, que aportan al desarrollo en los países de acogida, que contribuyen con un equivalente de casi el 10% del PIB. Así pues la integración de los migrantes en los países de destino de manera segura, ordenada y regular podría agregar entre US$800 mil millones y US$1 billón de dólares a la economía global cada año.
Por ejemplo , el llamado a la acción encabezado por Suiza y el Reino Unido y respaldado por el PNUD, el Fondo de Desarrollo de Capital de las Naciones Unidas y otras organizaciones, llamado Remesas en Crisis: Cómo Mantenerlas Fluyendo, propone una serie de acciones para afrontar el tema de las remesas luego de la pandemia.
En ese contexto, la Secretaría Permanente del SELA ha considerado oportuno realizar una serie de webinars con el propósito de tratar el tema del impacto de la pandemia del COVID-19 en la migración , las implicaciones socio económicas para la región y como abordar el futuro.