Titulo | Seminario "Migraciones e Integración
Regional" SELA/CAF/UNESCO-IESALC Caracas, 1 y 2 de agosto de 2002
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La
masificación Universitaria y la emigración profesional de América Latina
y el Caribe en la Sociedad del Conocimiento: algunas preguntas sin
respuestas
Palabras de Claudio Rama, Director del
Instituto Internacional para la Educación Superior
de América Latina y
el Caribe (IESALC / UNESCO)
·Convocar a un seminario para discutir
los temas de integración, migraciones y educación superior es resultado de
la existencia de un conjunto muy amplio de preguntas para los cuales
faltan respuestas. Es entonces necesario convocar a especialistas,
gobiernos, técnicos, instituciones a realizar en conjunto un intercambio
de perspectivas, debate de marcos teóricos y una reflexión sintética que
contribuyan a aportar ideas, hipótesis y respuestas al nuevo escenario de
la migración, las remesas, la capacitación de los migrantes y el rol de
los aparatos educativos nacionales en el contexto de la globalización, de
la irrupción de una nueva sociedad del conocimiento y de los problemas
económicos y sociales que actualmente afectan a la región de América
Latina y el Caribe. También de cara a los escenarios futuras pautados por
la negociación del ALCA.
Muchas son las preguntas que hoy se nos
plantean desde el ángulo de las competencias de la UNESCO y
específicamente desde el IESALC, desde la educación superior, al ser
nosotros, el Instituto Internacional la Educación Superior en América
Latina y el Caribe, el organismo que creo la Conferencia General de la
UNESCO parta encarar esa materia. Para discutir esas problemáticas, hemos
co auspiciado este evento con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA),
la Corporación Andina de Fomento (CAF) y con la colaboración de otros
organismos como OIM y ACNUR.
Desde los noventa se puede constatar
en la región de América Latina y el Caribe que ha concluido un ciclo la
expansión de la educación superior que permitió transformar
sustancialmente el panorama de nuestra formación terciaria. Entre esos
cambios se destaca el incremento sustancial de la matrícula: de unos 270
mil alumnos que existían a mediados de los cincuenta para fines de siglo
la región tenía casi 10 millones de alumnos de la educación superior,
indicando así la masificación de la educación superior. Aun a pesar de los
altos niveles de deserción y la baja eficiencia, anualmente se gradúan
cerca de 700 mil profesionales de las instituciones de educación superior
de la región. Pensemos simplemente que hacia los cincuenta la región no
alcanzaba a 600 mil profesionales. Hoy se gradúan mas profesionales de
tercer nivel en un año que el total de egresado que existía en la región
hace cincuenta años.
Aunque el promedio de la región en términos
de cobertura debe andar por 23%, y en ese sentido esta a bastante
distancia de los promedios de Estados Unidos del 80% y del 65 % de Europa,
la región tiene una alta dispersión de los niveles de cobertura que van
desde el 38% en Argentina, al 12% en Guatemala. Sin embargo, hay una
marcada tendencia permanente a su elevación como resultado de políticas
públicas de promoción de la educación superior y de una alta rentabilidad
de la educación superior que hace que importantes sectores de la región,
sacrifiquen sus rentas para invertir en educación en vista de las
expectativas salariales futuras.
Esta conciencia real en la
eficiencia de la educación como mecanismos de evolución y de ascenso
social, o al menos de su mantenimiento en algunos países, (más allá de las
dimensiones exactas), ha contribuido al proceso de diversificación de las
instituciones de educación terciaria. De unas pocas instituciones, hace
apenas unas décadas, la región terminó a fines de los noventa la masiva
expansión y diversificación institucional que ha determinado que hoy
existan más de 8.000 instituciones de educación superior en la región.
Entre Universidades, institutos, politécnicos, colegios profesionales,
tanto públicos como privados, con o sin fines de lucro, la región tiene
hoy un panorama de una diversificación extremadamente alta, aun cuando
también coexisten una 20 macrouniversidades que tienen niveles de
matricula superiores a los 60 mil alumnos.
Este nuevo panorama
institucional es resultado de una fuerte expansión de la educación privada
que constituye otra de las más fuertes transformaciones de la educación
superior regional. Cerca de 3 millones de estudiantes en la región
estudian en instituciones privadas de la región, más allá que en algunos
países como Brasil, Colombia, El Salvador o Chile la educación privada es
mayoría respecto a la educación pública. Este nuevo escenario de un nuevo
sistema educativo se produce en el marco de un contexto con un muy bajo
nivel de regulación estatal o de coordinación interinstitucional, sino que
en general las nuevas instituciones ofrecen ofertas académicas en función
de la demanda de los estudiantes, y sin que los mercados requieran esos
volúmenes de egresados.
Además, los egresados tienen un perfil
extremadamente parecido y generalista. La región todavía sigue basando su
educación en un modelo absolutamente obsoleto de escuelas y facultades que
determina una bajísima flexibilidad y diferenciación de la oferta, con lo
cual la oferta de personal profesional es idéntica. Además la dominancia
de carreras universitarias tradicionales frente a carreras técnico
profesionales, determina una alta proliferación de egresados con perfiles
repetitivos.
Pero más allá del volumen de egresados, todos los
datos indican que los niveles de calidad de los egresados -la media-
tiende a caer y a distanciarse de los niveles de calidad establecidos en
los parámetros de los países centrales. Ello como resultado de la
saturación de las instituciones públicas donde los alumnos por aulas han
crecido ha niveles de total ineficiencia pedagógica, a la ausencia de
controles y sistemas de evaluación de la calidad; a la caída de los
presupuestos públicos destinados a la educación superior; a la
desaparición de una industria editorial y el deterioro bibliotecológico
generalizado, así como a la ausencia de estímulos a la formación docente.
Es de destacar que la masificación estudiantil ha significado como
correlato en el marco de una educación presencial tradicional, también la
expansión de los docentes, muchos de los cuales no tienen los niveles de
formación requeridos. Se calcula que no más del 5% de los docentes
universitarios tienen títulos de doctorado, con lo cual la media del nivel
de formación de los docentes ha caído, afectando en forma destacada la
caida del nivel de calidad de la educación terciaria.
El conjunto
de consideraciones referidas permite afirmar que la nuevas oleadas de
egresados no están formados con altos niveles de calidad (en un contexto
de medición mundial de calidad), ni tienen la flexibilidad curricular para
ajustarse a las diferenciaciones y especializaciones de la demanda. Existe
una sobreoferta de carreras con bajo nivel de inversión, de tipo
tradicional, en contextos de saturación de los mercados de demanda para
esos perfiles. Tal situación se produce en el marco de una transformación
del conocimiento como resultado de la revolución científica, que ha
tornado obsoletos muchos de los conocimientos anteriores, y que ha
planteado el alto nivel de diferenciación en términos de calidad entre las
estructuras educativas a nivel global. No es casualidad que miles de
estudiantes de los países periféricos se trasladen a estudiar en los
países centrales, y que estas estructuras educativas reciban fuertes
niveles de ingresos por esos estudios.
Como derivado de estos
complejos procesos, se ha constatado el incremento persistente desde los
ochenta, del nivel de desempleo de los profesionales y técnicos, y
asociado a ello la existencia de procesos permanentes de emigración de
esos profesionales. No estamos haciendo referencia a los procesos que se
llamaron de fuga de cerebros de la década del sesenta, sino que estamos
constatando un proceso generalizado de migración selectiva de
profesionales universitarios, y que encuentra en los países centrales
marcos legales específicos que lo incentivas.
Es cierto que
estamos en presencia de una crisis económica en la región y ello se
expresa en la incapacidad de los mercados de trabajo de demandar los
volúmenes de profesionales que producen las instituciones de educación
superior. También es cierto que existen fuertes diferenciales salarias de
la remuneración entre los profesionales y técnicos de los países centrales
y los de nuestra región que actúan como un fuerte acelerador de los
procesos migratorios. Pero también es cierto que estamos asistiendo a un
desfasaje entre la oferta y la demanda local de profesionales en el sector
público por la autonomía universitaria y la ausencia en general de una
efectiva coordinación, y en el sector privado ya que este responde
meramente a las demandas de las familias. Hay un problema real de
pertenencia de los estudios, de los perfiles curriculares, que no se
ajustan a los mercados.
Esta introducción analítica he querido
plantearla para localizar ahora sí a la existencia de las preguntas sin
responder a que refería al comienzo de mi presentación. Son las preguntas
que desde el IESALC buscamos responder en este
seminario.
1) ¿Deberá la región reducir el
crecimiento de la Educación Superior, al menos la pública, para no seguir
graduando desempleados y migrantes? ¿Qué hacer con la emigración
permanente y creciente de profesionales, en un contexto donde cada
profesional tiene un costo anual de formación promedio de 8.000 dólares
por año?
2) ¿Los beneficios de las remesas de los
emigrados profesionales superan la inversión que la sociedad ha hecho por
estudiante?
3) El actual modelo de financiamiento
público es inequitativo en tanto beneficia a las capas medias. Mientras
que estos sectores son el 15% de la población de la región, sus hijos son
el 45% de los estudiantes de las Instituciones de Educación Superior, por
no hacer referencia a la población indígena donde representan porcentajes
del 50% en Bolivia, 48% en Guatemala, 38% en Perú y 25% en Ecuador y sus
niveles de acceso a la educación superior son extremadamente bajos.
Entonces, se también beneficiando a los migrantes? ¿Deberá considerarse
como en las épocas del comunismo donde no podían emigrar los judíos si no
pagaban sus estudios?
4) Pero muchas veces el que
sale como universitario de nuestros países no llega a otro como
profesional sino que baja a la categoría de técnico. ¿Por qué los
profesionales egresados de nuestros países terminan trabajando en
contextos de menor requisitos académicos en los países centrales? Los
casos de ingenieros en nuestros países y de técnicos en los otros, o de
los arquitectos que trabajan como dibujantes son muy conocidos. Cabe
entonces preguntarse si estamos formando para dos mercados distintos - dos
inserciones distintas - por los bajos niveles de calidad de nuestros
aparatos educativos en relación a los perfiles de formación de las
instituciones de educación superior de los países a los cuales emigran
nuestros profesionales.
Más allá de las respuestas, cuyas preguntas
son provocadoras, el IESALC ha querido promover la inclusión de la
problemática de la educación superior en la discusión y la agenda de las
migraciones, con la certeza que en la nueva sociedad de la información y
el conocimiento las migraciones serán crecientemente de profesionales, ya
que esa es la demanda que cada vez más plantean los países desarrollados
cuyo perfil del empleo se orienta hacia los servicios y con valor agregado
basado en el conocimiento. Las crecientes restricciones a las migraciones
sin capacitación por parte de los países europeos abonan esta perspectiva
que planteamos.
La emigración entonces ya no es sólo una válvula de
escape para los sectores trabajadores de baja capacitación. Estos cada vez
podrán emigrar menos, sino que se localizará en el sector profesional.
Este nuevo escenario se expresará en un drenaje permanente de recursos
hacia las sociedad informatizadas, donde pudiera llegar a ser que uno de
nuestros roles sea el formar, a menores costos, los técnicos y algunos
profesionales que requieran los países donde la nueva economía simbólica
se está conforma como el nuevo motor de desarrollo y que requiere una
masiva dotación de profesionales y técnicos.
Caracas, 1º de agosto
de 2002